miércoles, 29 de octubre de 2014

El ancla

Pensando, pensando; he llegado a la conclusión de que aunque en la vida hemos de ser autosuficientes y practicar el apego seguro (el que no genera ansiedad por separación); siempre necesitamos alguien en quien apoyarnos. Esa persona normalmente va cambiando a lo largo de los años; ha de estar a nuestro lado para ejercer su función como tal. Esa persona nos complementa, a ella acudimos cuando tenemos un problema; nos conoce mejor que nadie y su consejo vale el doble que el de los demás. Lo más importante, defraudar a esa persona nos duele infinitamente más; esa persona es nuestro "ancla".

La figura del "ancla" puede estar encarnada por mucha gente; desde un hermano a un amigo, pasando por la propia pareja o un mentor. En todo caso, alguien de sólidos principios que nos orienta, nos sirve de guía; nos hace ver lo que está bien y lo que no. Nos cuesta mucho imaginar nuestra vida sin esa persona en ella; nos sentimos perdidos en su ausencia. Habitualmente, pensamos "qué haría yo sin ti". Esa persona nos saca de nuestro ensimismamiento; nos convence de que somos capaces de "todo y más", nos da la fortaleza que nos falta cuando flojeamos; nos empuja a materializar nuestros sueños.

Ser el ancla de alguien no es tarea fácil; implica muchas veces dejar los sentimientos a un lado, "hacer de tripas corazón". El ancla tiene por misión llevarnos por el buen camino; lo que conlleva, en ocasiones, darnos reprimendas o verbalizar lo que la gente piensa acerca de nosotros y no se atreve a decir. El ancla puede actuar como portavoz de malas noticias; nos conoce, sabe como decirnos las cosas para no herirnos; y simplemente, sacarnos de nuestro error. El ancla, de alguna forma, se responsabiliza de nosotros; porque nos quiere, se convierte en una especie de tutor.

El ancla nos aporta tanto, que siempre nos parece poco lo que podamos hacer para devolverle el favor (el de cuidarnos, el de cargarse con tal responsabilidad). Lo que sentimos por el ancla supera el cariño, la amistad e incluso, el amor. A esa persona la admiramos sobremanera; la convertimos en un modelo, un ejemplo de perfección. Al ancla, le profesamos una clase de devoción. Lo único que deseamos es estar a la altura de sus expectativas, no fallarle. Al ancla, le otorgamos la potestad de "juzgarnos" y lo que más deseamos en el mundo, es que nos diga "estoy orgulloso/a de ti".

martes, 28 de octubre de 2014

Mis chicos y yo

Si bien la amistad (en general) es uno de los sentimientos más inspiradores del mundo; la amistad entre los dos sexos, resulta todavía más enriquecedera para las personas. Nos facilita la comprensión de nuestros congéneres, nos provee de importantes consejos sobre el otro sexo y en última instancia, nos enseña a relacionarnos "de forma sana" con el género opuesto. No todo se reduce al amor y las relaciones de pareja cuando hablamos de hombres y mujeres. Las posibilidades son infinitas, el entendimiento entre ambos sexos, sencillamente, hace que seamos mejores personas. Yo, como sabéis, soy una fiel defensora del concepto y lo he puesto en práctica desde el patio del colegio.

De pequeña, me gustaba jugar a las cocinitas con las niñas; pero también jugar al fútbol con los niños. Por aquel entonces, el hecho de inmiscuirse en las actividades preferidas de ocio del otro sexo, iba acompañado del riesgo de que te llamasen "marimacho". Nunca me importó; no dejé de hacerlo pese a las caras escépticas de las demás. Mientras que la mayoría de niñas se pasaban los recreos cotilleando sobre "quién le gusta a quién", yo pasaba tiempo con los chavales, compartiendo juegos y risas, conociéndolos un poco mejor. Tanto fue así que, a Emilio (el niño más guapo de la clase), el día de su cumpleaños, mi regalo (de entre todas las niñas) fue el que más le gustó. Un coche teledirigido modelo última generación; y no es que yo fuera especial, solo que lo conocía un poco mejor. 

De "mayor", me gusta pasar horas "rajando" con las chicas; y hacer lo mismo con los chicos. En estos tiempos, el hecho de frecuentar (verse, quedar o irse de viaje juntos) a varios hombres a la vez, va acompañado del riesgo de que te llamen "fresca". No es algo que me importe. Mientras que la mayoría de mujeres no le ve sentido a profundizar en el conocimiento de los hombres ("son simples, no hay más"), yo me dedico a hacerles preguntas, compartiendo conversaciones y aficciones; conociéndolos un poco mejor. Tanto es así que, a los hombres de mi entorno, sorprendo cuando les digo "qué piensas TÚ de mí". Una convivencia pacífica con los de mi generación; y no es que yo sea especial; solo que intento no quedarme en la superficie, sino ir más allá.

El hecho de ser "directa" con los hombres (actuar con normalidad frente a ellos, confraternizar o hablar "como si fuera un chico más") hace que algunos echen a correr y que otros, se sienten a hablar conmigo y afinen en su percepción (lo cierto es que aunque quisiera, a nadie engaño). Yo, que soy de naturaleza curiosa, le he pedido a una serie de chicos que me conocen que me dijesen la primera palabra que les viniese a la cabeza al pensar en mí. "Dispersa", "positiva", "dulzura", "alegría", "polvorilla", "cachonda", "creativa" o "imprevisible"; son algunas. Ellos me han escuchado, me han consolado en ocasiones; ellos han sacado siempre lo bueno de mí. Ellos captan mi esencia; me comprenden y me hacen feliz. Mis amigos; mis chicos y yo.

lunes, 27 de octubre de 2014

Enamorados o esclavizados

Hoy, he batido mi propio récord de lectura; ostentado hasta la fecha por esas sagas para mujeres de lenguaje increíblemente sencillo y de entretenimiento como única finalidad. En este caso, un libro de 200 páginas que he terminado en dos horas (con paradas para cenar y "facebokear"); una velocidad media de 100 páginas por hora; una lectura bastante rápida, que no podía versar sobre otro tema; de nuevo y como viene siendo costumbre, el amor. Walter Riso, psicólogo y escritor, el gran descubrimiento de hoy; una casualidad como la mayoría de descubrimientos son.

Yendo yo a comprar galletas, un libro desde la estantería del supermercado, llamó mi atención. El título me gustó y a pesar de su elevado precio (y de tener otro empezado en mi mesilla), me lo traje y, de repente, me absorbió. Un manifiesto de liberación afectiva, cuatro consignas para definir un amor libre y saludable; historias contadas con maestría, consejos para vivir en pareja conservando la propia identidad y citando el resumen de la contraportada, aprender a "discernir lo que se concede de lo que por principio es innegociable".

Sirviéndome del resumen elaborado por el propio autor, os presentaré las cuatro características del "buen amor" (con permiso del Arcipreste de Hita). Un amor sin obsesión; apasionado por la pareja, pero nunca enloquecido (la locura corresponde al proceso de enamoramiento, no al amor). Un amor que se reafirme en el propio yo; lo que significa participar del otro, pero nunca pertenecerle. Un amor sin miedo a perder; comprendiendo que no existe la certeza, que el universo es impermanente (y por tanto, el amor también lo es). Un amor libre; que lejos de concebir la pareja como un vacío por subsanar; constituye en sí mismo una elección consciente empujada por el corazón.

Yo, a diferencia de Walter Risto, no sé nada del amor. Sin embargo, concuerdo y me identifico plenamente con lo que en este libro describe; pues es el individuo el que toma las riendas de su vida emocional, el responsable de su propia felicidad afectiva. Al verdadero amor, le diría las frases que subtitulan cada uno de los capítulos; "no me enloqueces, me apasionas"; "no existo por ti, sino contigo"; "no ambiciono una eternidad juntos, sino la plenitud del ahora"; "no te necesito, te prefiero". Enamorados e indignados del amor, leed este libro, por favor.

miércoles, 22 de octubre de 2014

Higia pecoris, salus populi

Cuando estaba en el instituto y la gente me preguntaba qué carrera estudiaría, todo el mundo respondía "Veterinaria?... Y por qué no Medicina?". En ese momento, me di cuenta del menosprecio que existe en la sociedad hacia nuestra profesión. La propia lengua discrimina nuestra ocupación, desterrando el término "Medicina" de la profesión; situándola un plano por debajo de la Medicina Humana (recordemos que en otras lenguas, como el portugués, se habla de "Medicina Veterinaria"). La ciencia que cura a las personas y la ciencia que cura a los animales, situadas al mismo nivel. Unos andan "sobre dos patas"; otros, lo hacen "sobre cuatro"; esa es la diferencia; yo, no encuentro más.

Yo, respeto mucho a los médicos, valoro la función que ejercen en nuestra sociedad (por la cual, se les ha llegado incluso a "endiosar"). Tienen en sus manos la vida de los demás, asumen en la práctica una gran responsabilidad (que suele ser individual). Se enfrentan a conflictos éticos importantes; emplean la psicología "de persona a persona", el tacto o como le queráis llamar (unos más que otros, eso es verdad); una labor de inmensa dificultad. Sin embargo, los médicos se ocupan exclusivamente de una especie, la humana (aunque haya distintas razas; a nivel orgánico es menor la variedad). Lidian únicamente con pacientes (y también con sus familias) y lo más importante, disponen de muchos más recursos en la praxis, algo que facilita increiblemente su labor. Porque dónde hay inversión, hay investigación.

Yo, respeto tanto o más a los veterinarios; soy consciente de la labor que ejercen en nuestra sociedad, cuya importancia se ha llegado a olvidar. Los veterinarios tienen en sus manos la salud de los demás, asumen en la práctica una enorme responsabilidad (colectiva y no, individual, hablando de alimentos en particular). Se enfrentan a conflictos éticos importantísimos (a diferencia de la medicina humana, no es el paciente el que decide, sino el cliente); emplean la psicología "de persona a persona" y "de persona a animal"; otro plus de dificultad. Los veterinarios se ocupan de varias especies y no de una sóla (las hay que tienen cuatro estómagos, increíble es la variedad). Lidian con sus pacientes pero también con sus clientes (que, son a veces obstinados, que les conducen a la desesperación). Y todo lo hacen con recursos limitados. En un establo, con fonendo y termómetro; y "si no compensa", matadero, resignación. En una clínica, con más o menos infraestructura, y si se detecta un cáncer en una mascota, cuidados paleativos, frustración. Porque donde no hay inversión, no hay investigación.

Para concluir, una reflexión personal. La "Medicina Veterinaria" es el amor por la vida en cualquiera de sus formas; el amor por los animales pero también por las personas. Es el cuidado de nuestro sustento, de lo que nos comemos, de lo que nos mantiene vivos, y por supuesto, de las mascotas que tan felices nos hacen. Cuidar de los animales es cuidar de las personas. No lo olvidéis nunca.

martes, 21 de octubre de 2014

La cabra tira al monte

De un tiempo para aquí, he observado una clara discriminación hacia las cabras en el ámbito de la veterinaria en particular y, en la sociedad en general; que llama cabra a una persona inquieta ("loca"), yendo el término acompañado de connotaciones negativas en algunos casos. Sea porque en el último congreso de pequeños rumiantes al que asistí todos los peluches que regalaban eran de ovejas y ninguno de cabras (algo que me resultó indignante y, por supuesto, me obligó a expresar mi descontento) o porque la gente me dice habitualmente que me parezco a ellas ("tus primas, las cabras"); he decidido dedicarles este post. Por eso y porque me encantan.

De entre todos los animales, las cabras fueron las primeras en ser domesticadas por el hombre (allá por el año 10.000 a.C.); aparecen referencias a ellas, incluso en la Biblia. En pergaminos hechos con su piel, se ha escrito la historia de la humanidad. Son extremadamente resistentes y capaces de adaptarse a los más inhóspitos ambientes, donde otras especies no sobreviven. Son animales limpios, pulcros y sibaritas, incapaces de comer alimentos que un congénere suyo haya tocado antes. Las cabras son la única especie animal con pupilas horizontales (increíble mirada); lo confieso, estoy enamorada.

Las cabras tienen buena memoria, aprenden a resolver tareas complejas; recuerdan la llamada de sus crías incluso si pasan más de un año separadas de ellas, y las distinguen entre otras muchas. Las cabras tienen acento cuando balan; modulan su voz según el lugar dónde se crían, como nos ocurre a los humanos. Las cabras, según mis fuentes, descubrieron las propiedades del café. Los hechos sucedieron en Etiopía, cuando un pastor observó cómo tras ingerir los granos, estas presentaban una mayor vitalidad y energía; perdurando estos efectos todo el día. Las cabras fueron las primeras adictas a la cafeína; quién lo diría. 

Como véis, las cabras son criaturas fascinantes; más inteligentes de lo que pensamos, dentro del reino animal, grandes desconocidas. Yo, me he propuesto ser su defensora fiel; reivindico su singularidad en un mundo "dominado" por ovejas. En cuanto al hecho de que la gente me diga "estás como una cabra", me lo tomo como un halago, teniendo en cuenta las excelsas cualidades de estos animales. Las cabras están en todas partes; las tienen los gitanos, los de la Legión, los de Gran Hermano. Y lo mejor de todo, las cabras protagonizan vídeos que nos hacen reir a carcajadas (pon en Youtube "Goat compilation" y prepárate para "escachar de risa").

lunes, 20 de octubre de 2014

Poliamor, posible y probable

Estaba yo viendo Crónicas Vampíricas, cuando se me planteó la duda de si es posible amar a dos personas a la vez. Para los que no conozcáis la serie, os diré que se trata de un triángulo amoroso entre Elena Gilbert y los hermanos Salvatore; Stefan y Damon; la eterna disyuntiva de la protagonista entre el "chico bueno" que le da estabilidad (y le llena la vida de nubes de algodón) y el "chico malo" que le aporta picardía y arrebatos de pasión. Estos dos personajes ilustran a la perfección los distintos aspectos del amor y me sirven como ejemplo para lo que os quiero contar hoy; y es que existe, el "poliamor", o lo que es lo mismo, que es posible amar a dos o más personas a la vez.

Partimos de la base de que cuando nacemos, amamos a nuestros progenitores por igual; desde la cuna, practicamos el "poliamor", o lo que es lo mismo, la ligazón emocional a más de una persona. La primera manifestación del amor, se aleja por tanto de la monogamia, que posteriormente asumimos como precepto social. Quiere esto decir que teóricamente amar a varias personas es posible; lo difícil es ponerlo en práctica en una sociedad que fundamenta la pareja en la exclusividad; uno de los clichés del mundo occidental.

Los humanos somos polígamos por naturaleza; tenemos la capacidad de amar a dos (o más personas) a la vez con la misma, menor o igual intensidad. Sin embargo, los expertos están divididos a este respecto; algunos opinan que es posible tener sentimientos muy intensos hacia dos personas a la vez, aunque no de la misma forma. Esto ocurre cuando, por ejemplo, a una relación estable se solapa el interés que despierta alguien que acaba de aparecer (amor frente a enamoramiento, tormenta química). A pesar de ello, los humanos hemos escogido la monogamia como norma cultural. La sociedad empuja al individuo a amar a la familia y los amigos en plural y a la pareja, en singular. Las normas sociales no contemplan la posibilidad de que alguien pueda compartir públicamente su vida con dos personas a la vez; ni lo aprueba la ley ni la opinión pública.

Luis Alberto Montejo, estudioso de la materia, afirma que "aunque estadísticamente sea normal querer a más de una persona al mismo tiempo, en el caso de las parejas nos han educado bajo el prisma de la exclusividad". Lo más aconsejable para quien ama a dos personas es, por tanto, escoger a una de las dos; ya que mientras esta creencia se mantenga el tener relaciones paralelas resulta desgastante para las personas involucradas, debido a la presión social subsistente, que lejos de aprobarlo; lo condena.

Yo, creo ciegamente en el "poliamor", no sólo en la pareja, sino en la vida en general. Hay personas que tienen tanto amor dentro, que les resulta imposible concedérselo a una sola persona. Esas personas aman con tanta fuerza a los demás; que, en ocasiones, entregan su amor a una causa; ni a una, ni a dos, sino a muchas personas. Pensemos en los voluntarios del tercer mundo, que renuncian a la vida en pareja o a tener una familia propia (modelo social, proyecto de vida "típico" en el mundo occidental, "lo normal"), entregando su amor a quienes más lo necesitan. Y contrariamente a lo que se dice por ahí, no "sacrifican" nada; porque el simple hecho de dar amor es lo que les hace feliz (modelo personal, proyecto de vida "atípico" en el mundo occidental, "lo raro"). Pura convención social, nada más. 

sábado, 18 de octubre de 2014

Flirtea ella, flirtea él, flirtean los dos

Una de las cosas que más me gustan de las discotecas y otros locales sociales, en los que confluyen hombres y mujeres, es la práctica del "flirting", lo que comunmente se conoce como coqueteo. Si bien este término se asocia principalmente al género femenino, hablándose en el caso de los hombres de galantería o caballerosidad; esta técnica se fundamenta en la seducción de la otra persona, existiendo insinuación sexual más o menos sutil en un gran número de ocasiones (aunque también se practica con fines románticos).

Documentándome para este artículo, he hecho algunos descubrimientos interesantes. Mientras que los hombres disponen solamente de 10 a 15 signos con los que demuestran interés, las mujeres cuentan con más de 50 gestos para coquetear. Ellos son más simples pero también, más audaces en el juego de la seducción; os explicaré el porqué. Un estudio reciente afirma que 8 de cada 10 mujeres "no se enteran" de cuando coquetean con ellas; los hombres, sin embargo, "las pillan al vuelo", esto es, reconocen perfectamente cuando una mujer se les está insinuando.

Señales tienen de sobra. Sonrisas o risitas, "roces casuales", coincidencias fortuitas (puntos de vista comunes), miradas intermitentes, juegos con el pelo, poses en el asiento, cara orientada hacia él, pies separados, recuerdos de conversaciones anteriores y comodidad en su proximidad (cuando ellas piensan, "chato, acércate más"). Ellas, en cambio, sólo perciben un interés más allá de la amistad cuando los hombres les preguntan directamente si tienen una relación o les dicen de volver a verse; signos que se identifican con "extrema amabilidad".

En cualquier caso y citando a Jeffrey Hall (autor del estudio anterior), "si piensas que alguien no está interesado en ti seguramente estés en lo correcto; pero si alguien sí lo está, probablemente habrás perdido la oportunidad". En el caso de los hombres, no hay lugar a dudas; cuando ellas están interesadas se comportan siguiendo el manual. En el caso de las mujeres; la cosa se complica; ya sea porque ellos muestran menos señales de lenguaje no verbal o porque, aunque no lo parezca, son más "tontas" en el juego de la seducción. Mi consejo, en todo caso, "comunícate de forma clara, verbal o no verbal; no dejes escapar el tren".

viernes, 17 de octubre de 2014

Mis adorables vecinos

Los vecinos, los hay de muchos tipos. A unos, les hacemos regalos cuando nos mudamos. A otros, sencillamente, nos alegramos de perderlos de vista. Con algunos compartimos confesiones, la sal, el secador; a otros, si pudiésemos les haríamos la zancadilla por las escaleras. A unos les da por poner la música a tope a horas intempestivas; otros, tienen una agitada vida sexual que nos roba horas de sueño. Y esto último, es una constante; hables con quien hables, te dirá "yo también tengo un vecino f...". Crisis de la vivienda y adiós a la intimidad.

Yo, siempre me he encariñado con mis vecinos. Al vivir en un piso y considerando el escaso aislamiento de los mismos; nuestros vecinos acaban formando parte de nuestra vida; y su rutina se convierte en la nuestra. Somos conscientes de cuando van al baño, cuando hacen la limpieza o cuando tienen un mal dia y la emprenden a gritos con los demás "habitantes de la casa". Si coincide que queremos descansar; estas cosas no nos placen en absoluto; es más, nos ponen de muy mal humor. Algunas situaciones irritantes que he vivido en primera persona. Obras de remodelación que duran días, teléfonos que suenan hasta el cansancio o gente "gocha" que saca el culo por la ventana y nos ensucia los cristales. Increíble pero cierto.

A pesar de que acudamos a ellos en ocasiones, en la ciudad vivimos al margen de nuestros vecinos. Nos hemos acostumbrado al ruido que hacen, a sus portazos o a sus dudosas capacidades de aparcamiento. Hacemos nuestra vida y ellos, hacen la suya. En todo caso, les sujetamos la puerta en el portal o hablamos con ellos en el ascensor (normalmente, del tiempo, de qué si no).

A mí, los que realmente me gustan, son los vecinos de la aldea, los que entran en nuestra propiedad como "Perico por su casa", los que abren nuestra nevera, los que nos riegan las plantas o dan de comer al perro cuando nos vamos de vacaciones (yo, que soy fan). El nivel de confianza es tal que, a veces, quieren incluso organizarnos la vida. Llegados a ese punto, es cuando les ponemos freno ("quieto parado"). Mientras tanto, disfrutamos de la camaradería; jugamos a las cartas y "hacemos trajes" a unos y otros; porque nuestros vecinos son, como de la familia.

Si bien todos deseamos tener nuestros momentos de privacidad, refugiarnos en casa y aislarnos del resto del mundo; compartir cosas con nuestros vecinos es algo maravilloso, un "feedback" social muy importante en un mundo en el que "cada uno va a su bola". Pensad que si nos ocurre algo en casa, nuestros vecinos son siempre los primeros en acudirnos (mientras llegan la familia y demás).
Qué bonito es pasear por el pueblo y saludar a los paisanos; echarle una mano al de al lado con la vendimia, la matanza o con las vacas; darle conversación a un anciano que está sentado en una banqueta viendo el tiempo pasar. Esas son algunas de las cosas que añoro del campo. Eso y que cuando voy por ahí, la gente diga: "Esa, éche a filla do Perfecto".

jueves, 16 de octubre de 2014

Profesiones "de éxito"

En este post, no hablaré de profesiones prestigiosas que hacen adinerados a los hombres; sino de aquellas que, de acuerdo con Nuria Roca (en su libro "Sexualmente"), incrementan el éxito de los mismos entre las mujeres. Ocupaciones varias que, repercutiendo o no en el grosor de la billetera; aumentan el atractivo de ciertos hombres. Veamos, por tanto, de cuales se trata.

Algunas profesiones que añaden belleza a los que triunfan en ellas son las de actor, cantante, modelo, deportista y según la autora, torero (yo, aquí discrepo). El éxito en una profesión glamurosa, en todo caso, proporciona al que lo tiene mucho atractivo. En este aspecto, la mayoría de mujeres habrán dicho en algún momento algo así como "ese tío me gusta porque es famoso; si lo viese por la calle, ni me fijaría en él". Otros oficios no siempre proporcionan éxito, pero ejercerlos da glamur a los hombres; como por ejemplo, escritor, pintor o músico. Las profesiones artísticas se asocian, en general, a hombres bohemios, que viajan, abiertos de mente; y eso es algo que a las mujeres les encanta.

Por otra parte, las fantasías más recurrentes de las mujeres suelen estar protagonizadas por bomberos en particular y hombres uniformados (sobretodo policías) en general. A este tipo de hombres, se les supone un físico espectacular (y una gran virilidad), además de actos heroicos con los que demuestran ser valientes. Los médicos y pilotos también aparecen frecuentemente en los sueños femeninos; a las mujeres, les gustan las batas blancas y las gafas "Ray-Ban", para qué negarlo. En cuanto al fontanero, se ha encargado de "mitificarlo" la industria del porno.

Al margen de los tópicos, yo creo que a las mujeres no les importa tanto a qué se dediquen los hombres, sino cómo estos las traten. "Que hagan lo que quieran, mientras las quieran". Por norma general, las mujeres prefieren tener a su lado "hombres de carne y hueso" y no, a los de la tele o las revistas (aunque fantaseen con ellos, obviamente). Yo, me quedo con una letra de Georgina que dice así... "Me enamoré, de un tipo que parece tonto y no lo es, no es un modelo de Hugo Boss pero modela para mí toda su ropa interior... No tiene cabellera hermosa, no es un metrosexual de la prensa rosa...". Escuchadla entera; merece la pena. Os dejo el enlace.

https://www.youtube.com/watch?v=kenW9uCFYJk

miércoles, 15 de octubre de 2014

Lo siento, no te quiero

Para hablar de amor no correspondido, comenzaré con una de mis citas favoritas, que si bien escuché por primera vez en la película "Un paseo para recordar"; a posteriori descubrí, que se trata de un pasaje de la Biblia. Repasemos, en primer lugar, la citación de los mismos, que hace unos cuantos años, estudiamos en clase de religión. Analicemos a continuación las dos vertientes del amor no correspondido; el que ama y el que es amado; con algunos consejos para ponerse en la piel del otro.

"El amor es sufrido y considerado, nunca es celoso. El amor nunca es jactancioso o engreído, nunca es grosero o egoísta, nunca se ofende ni es resentido. El amor no haya placer en los pecados de los demás y se deleita en la verdad. Siempre está dispuesto a excusar, confiar, esperar y soportar todo lo que venga." Carta a los Corintios, capítulo 13, versículos 4-7. AMÉN.

EMISOR DE UN AMOR NO CORRESPONDIDO... Acepta, en primer término, que el amor no es una decisión consciente. Si alguien no siente lo mismo que tú, no lo veas como una traición; quizás esa persona "quiera quererte" y, sencillamente, no sea capaz. Erradica cualquier sentido de necesidad del amor del otro (que genere dependencia); piensa que lo único imprescindible para ser feliz es una dosis de optimismo (quizás hayas colocado a la otra persona en un pedestal donde no quiere estar, forzando así su retirada). Distanciate; permanecer junto a alguien que deseas es insano; aléjate durante un tiempo, no frecuentes los mismos lugares. Disfruta de tu soltería; aprende que es posible ser feliz sin tener a alguien al lado (puede parecer difícil en una sociedad centrada en la pareja; pero no es imposible). Practica el amor incondicional; puede que si de verdad amas a esa persona, te alegres por su felicidad, aunque esta no te incluya a ti (en este caso, no hay sentimiento de pérdida; la felicidad deriva del acto de dar y no, de recibir); es la forma más pura del amor.

RECEPTOR DE UN AMOR NO CORRESPONDIDO. Piensa que no se trata de una decisión consciente, no es intención de la otra persona causar en ti sentimientos negativos; es probable que se sienta peor que tú. Considera la posibilidad de estar bloqueado al amor, por malas experiencias pasadas que te impiden volver a confiar (problemas de autoestima). Sé firme si no amas a esa persona, no le des falsas esperanzas; puede que se enfade o se deprima, pero se recuperará antes si le hablas claro. Reduce el contacto con esa persona o termina la amistad si los límites no quedan claros; mantén un contacto casual y conversaciones cortas; así, le será más fácil "olvidarse de ti".

Nota. La extensión de los párrafos anteriores no es aleatoria; es mucho más difícil (y doloroso) no ser correspondido que no "corresponder". No olvidéis algo y es que, "no escogemos a quien queremos". 

martes, 14 de octubre de 2014

Los olmos no dan peras

Esta vez y como acostumbro hacer en algunas ocasiones, quiero ponerme del lado de los hombres. Y es que siempre me ha parecido hipocresía, la actitud de ciertas mujeres, que exigen que las miren a los ojos cuando llevan un "escotazo" o una minifalda; algo perfectamente lícito e imprescindible para verse guapa y sentirse bien con una misma. La clave del asunto es que la ropa que escogemos (y como consecuencia, la superficie corporal que dejamos al descubierto); hace que de forma automática (esto es, ajena a la voluntad) se activen en los hombres áreas cerebrales bien diferentes. Veamos un ejemplo.

Un estudio realizado en EE.UU. con hombres heterosexuales puso de manifiesto el siguiente hecho; cuando los hombres veían imágenes de mujeres en biquini o ligeras de ropa, se activaban en su cerebro las regiones asociadas a los objetos. Así, los hombres "cosificaban" a las mujeres, viéndolas únicamente como "instrumentos" para satisfacer sus deseos. Por el contrario, cuando los hombres veían mujeres vestidas, las "humanizaban", activándose en su cerebro las áreas asociadas con las relaciones personales; lo mismo que ocurría cuando se le mostraban fotografías de otros hombres.

Como véis, se trata de un hecho contrastado; no es justo, por tanto, tachar a los hombres de "básicos, instintivos y superficiales", pues no es algo que puedan controlar. Cuando un hombre ve a una mujer por primera vez (antes de hablar con ella, me refiero), su cerebro la "encasilla" en uno u otro grupo en base a lo que esta lleva puesto, así de sencillo, así de simple. No es un estigma, es biología. Mujer que enseña, mujer que "se promociona", mujer de una noche. Mujer que no enseña, mujer que "se reserva", mujer de varios días. Rápido y fácil. A fin de cuentas, ellos no engañan a nadie.

Las que se engañan son ellas; "pidiéndole peras al olmo"; esperando encontrar al hombre de su vida, vestidas de fiesta; lo cual no es malo en absoluto; lo malo es autoconvencerse de que "lo imposible es posible". Mujeres del mundo, no les echéis la culpa a ellos; sabéis perfectamente como van a reaccionar. Sois vosotras las que decidís como mostraros. Si buscáis algo serio, tapaos; os mirarán a los ojos, escucharán lo que decís; perfecto. Si lo que queréis es divertiros y pasarlo bien, destapaos; como dice mi madre "lo que se van a comer los gusanos, que lo vean los cristianos"; perfecto también. Pero, por favor, nunca os engañéis a vosotras mismas.

lunes, 13 de octubre de 2014

Galegos polo mundo: La Suisse

Collemos o Freire, desde Lugo a Lavacolla, paradas en Palas de Rei e Melide. Un grupo de amigos disfrazados de "hippies" esperan a unha noiva para darlle a benvida, berros e palmas ("because this is Spain"). A comida no aeroporto, un timo; "voltant la gent parla català", congreso na cidade compostelá. De súpeto, "Señores pasaxeiros con destino Xinebra, embarquen POLA porta..."; acento galego póla megafonía, do normativo, da TVG. Poñémonos na fila, embarcamos e despegamos. Ata loguiño Galicia.

Atterissage à Genève. Bienvenue en Suisse, le pays des Alpes, des vaches et des maisons en bois. Le pays des horlogues, des couteaux, des voitures de luxe décapotable. Un pays où on fait la bisse trois fois, on mange de la fondue (avec du vin ou du thé) et on écoute les fanfardes dans la rue. Un pays où on doit payer les toilettes, on laisse les chaussures à l'entrée de la maison et il n'y a pas de saints dans les églises (la plupart sont protestants). Un pays où presque tout le monde parle toutes les langues.

Le samedi matin, aller à une fête traditionnel, les vaches qui descendent de la montagne avec des fleurs à la tête et des grands cloches au cou (à Lignières). Après, voir les trois lacs (des vues encroyables) et puis visiter la Neuveville, avec ses lettres "Hollywood style". L'aprés-midi, c'est le tour de connaître la ville de Neauchatel; c'est la folie à cause de la fête des vendanges. C'est surprisant mais les suisses savent comment s'amuser, de l'alcool et de la musique partout. Le soir, voir les feux d'artifice, 45 minutes de spectacle au bord du lac (en Suisse, il y a de l'argent).

Le dimanche matin, monter le Chasseral, jouir de la montagne et du soleil (à la fin, sans brouillard) et faire plein de photos (le paradis de vaches, l'image de chocolat Milka). L'après-midi, visiter la capital; chercher les ourses a côté de la rivière (c'est rigolo), parcourir les rues de Bern (et bien sûr, achêter les souvenirs); tomber amoreuse de la ville. À la fin, prendre un verre a côté du lac de Bienne, jouir d'une ambiance agréable malgré les gestes de garçon. La convivialité, le silence, les gens acueillants. Je retournerai, c'est sûr. Au revoir Suisse.

domingo, 12 de octubre de 2014

Ella

No es una canción de Alejandro Sanz; es una amiga especial. Con ella, puedo ser como soy; sin fingir ni justificarme. Nadie como ella para arrancarme una sonrisa; nadie como ella para hacerme llorar (siempre de felicidad). Ella jamás me falla, ella me alienta; no me juzga, solo le preocupa que sea feliz.

Ella me pregunta siempre "cómo estás". Ella no sólo se interesa por mí, sino también por mi familia. Ella no critica mis decisiones; confía en mi criterio. A veces, lo secunda; otras, le hace reír. Ella me ha dicho "no te merece" o "pásalo bien". Ella es mi cómplice y mi confesora. Y sé que siempre estará ahí.

Ella me apoya en mis locuras; nunca pierde la calma, aún tratándose de mí. Ella me da buenas ideas; me inspira, me valora como persona y como mujer. Con ella comparto libros y confesiones. Con ella, puedo pasar horas y horas hablando. Con ella, me iría al fin del mundo. Y sé que me acompañaría.

Ella nunca en la vida me ha reprochado nada; si acaso, que vaya más a menudo a visitarla. Ella me ha hecho descubrir una nueva dimensión de la amistad; ella me ha dado seguridad, carácter y confianza. De ella, he aprendido mucho y por todo eso y más, no puedo hacer otra cosa que quererla y admirarla.

viernes, 10 de octubre de 2014

50 cm

Algo que siempre me ha llamado la atencíón es como actuamos cuando otra persona "invade" nuestro espacio vital; pudiendo reaccionar bien o mal dependiendo de las circunstancias (y del nivel de alcoholemia). Pues bien, está demostrado que existe una distancia crítica, sobrepasada la cual, nuestros argumentos verbales se vienen abajo y nos movemos en el terreno de lo no verbal; esa distancia es de 50 centímetros. La ciencia que estudia este concepto se denomina proxémica, por cierto (yo, que soy fan de los "palabros").

Como todos sabéis, la distancia que guardan dos personas cuando interactuan se relaciona con su nivel de afinidad. A medida que aumenta esta, el espacio entre ambas se acorta. Pasamos de la sola comunicación verbal; a la combinación de ambas, verbal y no verbal. Por otra parte, conocer los límites a los que podemos acercarnos, nos permite ser más asertivos a la hora de comunicarnos. Profundizaré en adelante en esta cuestión; yendo de más a menos, de extraños a personas de confianza.

En primer lugar, existe la llamada distancia pública,de tres metros en adelante; es la que empleamos para comunicarnos con grupos de personas (extraños) utilizando por norma general un tono de voz elevado. A continuación, está la distancia social, entre uno y tres metros, la que guardamos con alguien que hemos visto unas cuantas veces y que, todavía no adscribimos a nuestros conocidos. Con estos últimos, empleamos la distancia personal, de entre 50 centímetros y un metro, o lo que es lo mismo la longitud de un brazo. Por último, está la distancia íntima, menos de 50 centímetros, que reservamos para personas de confianza y que nos permite emplear otros recursos comunicativos además del habla, como por ejemplo el tacto; cuando la voz se convierte en susurro.

La distancia íntima es, a mi modo de ver, la más compleja de todas; el espacio más pequeño donde más cosas ocurren. Nuestros argumentos se desmoronan cuando alguien se nos acerca más de la cuenta. Entonces, notamos su aliento, oimos su corazón y acaba por nublársenos el juicio. No podemos pensar con claridad y en ocasiones, hacemos cosas que un segundo antes, porfiamos no hacer.

Lo hemos visto cientos de veces en las películas; como ella no deja de hablar y a él, no se le ocurre otra cosa que hacer para que se calle, que besarla. No es un cliché, es cierto como la vida misma. Cuando sobrepasamos esos 50 centímetros, las palabras sobran; es más, estorban. Valoramos los silencios, los segundos que transcurren entre beso y beso, las caricias, las respiraciones. Algo maravilloso, un privilegio que concedemos sólo a unos pocos.

jueves, 9 de octubre de 2014

Los 6 arquetipos del amor

El amor no es algo que pueda explicarse, el amor ha de sentirse. A lo largo de la historia, han sido muchos los que se han dedicado a estudiarlo; por ser fuerza motriz del mundo y una de las más importantes fuentes de inspiración para las personas. A día de hoy, la ciencia ha permitido explicar los mecanismos fisiológicos que subyacen al mismo (os remito a mi post titulado "Cosas del amor"). En esta ocasión, sin embargo, me ocuparé de la descripción que hace del amor la mitología clásica; una clasificación hecha años atrás pero que creo, sigue vigente en nuestros días. Veamos pues los distintos arquetipos del amor romántico.

I. LUDUS. Corresponde a un amante que no quiere comprometerse; no tiene mayores expectativas sobre la relación que una satisfacción inmediata. Para este amante, el amor es una actividad lúdica, un juego; aunque ello no signifique, que no lo practique con total dedicación.

II. ÁGAPE. Caracteriza a todos aquellos que ponen las necesidades de la persona amada por encima de las propias. Se trata de un amor desinteresado, que se ofrece sin esperar nada a cambio; por lo tanto, difícilmente asociado a la satisfacción; es un amor altruísta.

III. MANÍA. Describe a las personas que sienten un amor enfermizo, posesivo e incluso, obsesivo. El amante, en este caso, se siente dueño de la persona amada; sin tener en cuenta sus deseos. A este grupo se adscriben los amantes violentos, con tendencia a cosificar a la otra persona y verla como una posesión valiosa.

IV. PRAGMA. Define a alguien cuyas perspectivas amorosas son claras. Este amante es notablemente práctico y conoce a la perfección lo que espera del vínculo. Se incluyen en este grupo "personas cerebrales", que ven el amor como una relación coste-beneficio; lo que sacrifico en base a lo que me aporta.

V. STORGE. Incluye a todas aquellas personas que conciben el amor como una forma evolucionada de la amistad. Estas personas se interesan especialmente por las afinidades y gustos en común, teniendo estos peso en el deseo; es el amor compañero.

VI. EROS. Caracteriza a los amantes pasionales, que entregan todo a la persona que desean. Su amor se fundamenta en el goce estético, despreciando cualquier tipo de atracción que no involucre lo carnal. Este tipo de amor suele asociarse al romanticismo, aunque puede hallarse en personas infieles o con escaso sentido común.

Estas categorías no son excluyentes. Una misma persona puede presentar características de varios grupos. Aunque somos los mismos, no nos comportamos igual; eso depende de quién tengamos enfrente y de la fase de la vida en la que nos encontremos. Cada relación es, por tanto, una fuente de aprendizaje; que nos hace evolucionar y profundizar en el conocimiento de nosotros mismos. Cierto es que experimentamos cambios cuando nos enamoramos; sin embargo, nuestra esencia, nuestro arquetipo de amor, perdura. O al menos es lo que me ocurre a mí.

P.S. Os invito a hacer un test que está disponible en Internet para averiguarlo. En mi caso, ha acertado.
http://pandemicquiz.com/es/q/answer/a-que-arquetipo-tiendes-en-el-amor#.VDbwPlfbB4w

martes, 7 de octubre de 2014

Mens sana in corpore sano

Unos priorizan el físico; otros, el intelecto. Unos simplemente ven la tele y otros, también leen libros. Unos idolatran a Rafa Mora y otros, a Eduard Punset. Unos hablan única y exclusivamente de relaciones ("Mulleres, homes, bíceps e verzas") y otros son capaces de mantener cualquier conversación (de política, de sociedad, de religión). Yo me pregunto... Por qué polarizar de esta manera nuestro comportamiento? Por qué quedarnos en los extremos y relacionarnos solo con aquellos con los que nos identificamos? En mi opinión, cultivar el cuerpo y la mente son igual de importantes; el tándem que hace posible la felicidad.

Los hay que viven obsesionados con la imagen; cultivan cuerpo y nada más; descuidan el intelecto, lo agradable que es tener de qué hablar y que te admiren. Saben mucho de moda (aunque algunos estilismos dejen bastante que desear); juzgan a otros por lo que llevan puesto (esclavos como son de las apariencias). Leen únicamente periódicos deportivos y revistas del corazón. Tienen faltas de ortografía; porque no escriben cartas, sólo Whatsapp. Se dejan influenciar por las opiniones de los demás; nunca se sienten satisfechos, quieren más y más (no amigos, sino "fans"). Prefieren el halago a la crítica, que asocian a la envidia. En ocasiones, se mezclan con personas "cultas" que a la larga, les abruman. Finalmente es con otros como ellos, con quienes se vuelven a relacionar.

Los hay que viven obsesionados con el conocimiento, cultivan la mente y nada más; descuidan el físico, lo agradable que es estar en forma y que te miren. Saben un poco de todo, tienen bastante cultura general; juzgan a las personas del otro grupo por su "pinta", de cani, choni, etc. (algo que, por supuesto, no debe ser). Leen prensa y también novelas. No tienen faltas de ortografía, porque escriben otras cosas, aparte de Whatsapp. No suelen dejarse influenciar por los demás; están satisfechos de sí mismos y no necesitan más (buscan amigos y no, "fans"). Prefieren la crítica al halago, que asocian a la ignorancia. En ocasiones, se mezclan con personas "superficiales", que a la larga no les llenan. Finalmente es con otros como ellos, con quienes se vuelven a relacionar.

A mí, no me gustan los extremos; me remito al famoso dicho de la Grecia clásica, "Mens sana in corpore sano". Los que descuidan el intelecto, olvidan que el cuerpo pronto perece y, al marcharse la belleza, no les queda más; corren un elevado riesgo de vacío existencial futuro. Los que descuidan el cuerpo, olvidan que para sentirnos a gusto (y aprovechar al máximo nuestro potencial mental) es necesario que otros nos miren, que nos sintamos bien con lo que somos, en caso contrario, hay un riesgo elevado de vacío existencial presente. Moraleja, cuida de los dos y sé feliz.

Consejo para los primeros, "enriquece tu espíritu". Consejo para los segundos, "cuida tu templo". Consejo para ambos, "relaciónate con todo tipo de personas, no te restrinjas a los que son como tú; piensa que todo el mundo tiene algo que enseñar".

domingo, 5 de octubre de 2014

A Fonsagrada, paraíso natural

Néboa e vacas, estradas con curvas, o galego do bloque oriental (plural en -ois). Perder o sinal da radio, volvelo a recuperar. Descubrir novas expresións, "choer os xatos". A uns cincuenta quilómetros de Lugo, na fronteira entre Galicia e Asturias, "A Fonsagrada", paraíso natural. "Tás ou non tás?".

Visitar a granxa de "Normita", de Domingo, de Javi, de Toñito e dalgún máis. Tomar un café en vaso, botar un conto na cociña. Normita caeu tornando das vacas; levanta a camisa e amosa as súas feridas ("porque hai confianza"). O marido berra con ela "por facer cousas que non debes, tache ben". Recomendarlle unha visita ao médico. Procurar un mozo para a veterinaria; aínda que, os solteiros que hai "sonche maiores para ti".

Cambiar as casas polas mangas no curuto da montaña, "quecer ao sol". Sangrado, "vacuna" e desparasitación. Levantar rabos, "disparar". Cuestionario obrigado de estado civil, afirmación categórica do gandeiro "algo terá". Parada no Ventorrillo para comer. Turno de tarde noutra finca na que é complicado acceder. Parada para a cervexa; papeis e mais papeis. Rematar coas vacas bravas e algún xato que queda por chapear ("adiantarse ao saneamento, polo que poida pasar").

Volver ao campo; retomar contacto coa xente e as vacas, un pracer para min. Disfutar das mellores vistas e paisaxes; coñecer a grandes "personaxes", amplia-lo vocabulario. De seguro, volverei; senón de veterinaria; se cadra, de secretaria (como din os gandeiros, "por suposto, con minifalda").

sábado, 4 de octubre de 2014

Qué dice tu foto de ti

Navegando por las redes sociales, nos encontramos fotos de todo tipo; desde una tierna estampa familiar a lo que yo denomino "foto promocional" (para ligar, "cazar", venderse); pasando por mascotas, personajes de ficción y caricaturas varias. Aunque parezca un asunto baladí, nuestra foto de perfil es nuestra carta de presentación, la imagen que decidimos mostrar al resto del mundo. No es por tanto, algo aleatorio, sin importancia; sino más bien, nuestro subconsciente expresándose, un fiel reflejo de lo que somos. Veamos entonces qué dice nuestra foto de nosotros.

Cuando alguien muestra su rostro centrado, sin retoques, sonriendo; es que se trata de una persona transparente, segura de sí misma, sin miedo a la crítica, que se da a conocer tal y como es, que comparte todo con todos. Por el contrario, cuando alguien muestra su rostro parcialmente girado es porque reserva partes de su ser, no siente la necesidad de ser conocido, no tiene afán de protagonismo; suele tratarse de personas con un mundo interior muy rico, pero que solo comparten con algunos. 

Las personas que se tapan de alguna manera (con máscaras u objetos) lo hacen porque no se sienten seguras de alguna parte de su ser, intentan que los demás las perciban sólo por lo que quieren mostrar, lo que resulta indicativo de su personalidad o del momento vital en el que se encuentran.
Las personas que muestran muecas o gestos graciosos quieren dar una imagen de naturalidad, no les importa lo que la gente piense de ellos; se saltan las normas de "aparecer guapos". Los que muestran la espalda, lo hacen porque seguramente han padecido un dolor que están sanando.

Las personas que se funden con el paisaje no son nada egocéntricas, quieren asociarse a ellos y absorber su belleza; si están alejados, hay algo que quieren disimular. Los que salen realizando actividades, deportes o fiestas, quieren dar imagen de personas divertidas, con las que será imposible aburrirse. Los que cuelgan la foto de la pareja son personas orgullosas de su amor, muestran su felicidad sin tapujos; es una forma de mostrar al otro su fidelidad y compromiso.

Los que escogen fotos retocadas, artísticas o en blanco y negro, lo hacen porque quieren dar al exterior una imagen de sí mismos mejor de la que ellos perciben; a estas personas les influye la opinión de los demás. Los que muestran caricaturas, tienden a no darse la importancia que se merecen y se cobijan en el humor. Los que escogen personajes ficticios, directamente no tienen interés por rebelar su identidad. Los que optan por fotos de la infancia, cuando eran niños o bebés, son personas nostálgicas, quizás estén pasando por una época en la que necesiten ser atendidos por otros. Los que escogen mascotas, son personas afectuosas, expresan así el cariño que sienten por sus animales, es una forma de honrarlos.

Mucha gente cree que las redes sociales distorsionan la imagen que tenemos de nosotros mismos; que nos permiten "ser lo que no somos", publicitarnos o vender a los demás una imagen que no se ajusta a la realidad. Y si bien hay personas que crean un "alter ego" virtual y acaban perdiendo su esencia en el proceso; no es lo que le ocurre a la mayoría. Aunque de forma consciente censuremos ciertos elementos de nuestra vida en la red, nuestro "verdadero yo" se hace patente (de forma inconsciente) en los comentarios que hacemos, los "Me gusta" que damos o la foto que escogemos. Porque ser como somos es infinitamente más fácil que fingir lo contrario.

jueves, 2 de octubre de 2014

Gracias mamá

Llegar a casa, tener ganas de un colacao y no poder tomarlo porque no nos queda leche en la nevera (no poder comprarla porque a esas horas el super está cerrado). Vestirse por la mañana y darse cuenta de que no tenemos calcetines limpios porque nos hemos olvidado de poner la lavadora; sacarlos del tendal y secarlos como se pueda (en un radiador o con el secador). Querer ponerse una camisa y tomarse un tiempo (en mi caso, prolongado) para plancharla cuando tenemos prisa. Esas cosas que "mamá" hace por nosotros y que apenas valoramos; hasta que vivimos solos.

Que cómodo es volver del trabajo y tener la comida en la mesa; comer y poder reposar. Cuanto nos cuesta, cansados como llegamos a casa, ponernos a cocinar. Que cómodo es abrir el cajón de nuestro armario y verlo lleno de calcetines limpios y "dobladitos"; cogerlos y ponérnoslos. Cuanto nos cuesta hacer la colada y encontrar el calcetín que falta. Que cómodo es buscar una prenda cualquiera y encontrarla planchada, colgada y lista para ser usada. Cuanto nos cuesta encontrar qué ponernos cuando nuestros básicos están en el cubo de la ropa sucia.

Que difícil es para ella pensar todos los días "qué vamos a comer hoy"; sin repetir platos, a gusto del consumidor. Que grande es el esfuerzo que hace, levantándose temprano para comprar pescado fresco y cargando las bolsas hasta un cuarto sin ascensor. Cuanto tiempo invierte en separar las prendas por colores. Como son los dolores de espalda que sufre por tener tanta plancha. Cuanto sacrifica de su tiempo libre (de ocio, de lectura, de pasear) por dedicarlo a nuestras cosas; a preparar "tuppers" o coser botones. Siempre sin quejarse; sin decir nada; eso lo tenemos que averiguar.

Si todavía vives con ella; piensa en todo lo que hace por ti, dale las gracias. No seas cómodo, colabora, preocúpate porque tenga tiempo para ser feliz. Si ya no vives con ella, date cuenta de todo lo que hacía por ti y, de nuevo, dale las gracias. No pierdas la paciencia, oblígate a "aprender", libérala de ti. Indaga, pregúntale como se siente, dile "mamá, piensa en ti". Atrévete a volar y déjala ir. Porque si no se lo dices, seguirá sacrificándose, renunciando a ella misma y, esforzándose siempre porque tú (y solo tú) seas feliz. Porque las madres, simplemente, son así.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Pon tu ego a dieta

Hay algo peor que el desamor? Aunque cueste creerlo, la respuesta es sí; la indiferencia. Cuando nos ilusionamos tontamente con alguien al que no le importamos. Cuando dejamos de dormir por las noches; cuando esperamos ansiosos que alguien venga a visitarnos. Cuando empleamos nuestro tiempo con alguien que nada quiere darnos. Cuando imploramos que nos hablen claro y recibimos evasivas; cuando lo que a nosotros nos quita el sueño, al otro le resulta divertido. Un juego peligroso, ni contigo ni sin ti; hasta que uno de los dos empieza a sentir.

De hipócritas sería negar que a todos nos gusta que nos halaguen, que estén pendientes de nosotros o que nos den los buenos días (el viejo dicho "a nadie le amarga un dulce"). Estos pequeños gestos cotidianos hacen que nos sintamos más seguros de nosotros mismos, que nos veamos más atractivos y que no nos sintamos solos; en definitiva, fortalecen nuestra confianza. Hombres o mujeres; a todos nos gusta saber que "seguimos en el mercado" y que atraemos a otros, llegando incluso a controlarlos. Lo que algunos llaman, la erótica del poder.

Pero a veces, lo que ocurre, es que el juego se nos va de las manos. De la otra parte, aparecen sentimientos y, entonces, impera el caos. "Sin querer queriendo" hacemos daño; olvidamos ponernos en la piel del otro y "abusamos" del control que ejercemos sobre esa persona. Somos egoístas; anteponemos el sentirnos deseados por alguien que no nos importa a los sentimientos de alguien a quien importamos. Nos escudamos en el silencio o en respuestas confusas; pero en todo caso, no hablamos claro; y así, alimentamos nuestro ego.

Como siempre, para entenderlo es necesario que estemos del otro lado; y en vez de tener el mando, ser mandados. Si no te gusta, no le hables de volver a veros. Si no le ves futuro, plantéale ser amigos, no le hagas perder el tiempo; sé valiente. No temas hacerle daño; lo agravarás cuanto más esperes para sincerarte. No emplees la callada como respuesta; no lo condenes a la indiferencia. Deja que siga con su vida, deja que intente ser feliz, libéralo de ti. "Pon tu ego a dieta".